Nuestros peques reciben mucha información sobre lo que ocurre a su alrededor, pero a veces tienen muchas dificultades para organizarlo y darle sentido. Los padres, madres y educadores que participamos en su desarrollo tenemos una herramienta fantástica para ayudarles: los cuentos. A través de ellos les facilitamos la manera de ordenar tanto lo que está pasando fuera como lo que sienten en su interior.
Leerles un cuento permite fortalecer los vínculos afectivos que ya existen desde el nacimiento, que serán la base para las relaciones que el pequeño establecerá con las demás personas a lo largo de su vida. Contarle un cuento implica una actividad de apego y será uno de los momentos que atesore durante toda la vida, ya que es un tiempo para compartir juntos y de dedicación exclusiva para él, lo que fomentará la confianza en sí mismo.
El rol de las figuras de apego (padres, madres, profesores, cuidadores…) consiste en ayudar al niño/a a pasar de su caos al estado de tranquilidad y darle un sentido a todo lo que está sintiendo. Y para ello, los cuentos son fundamentales.
Las personas adultas escuchamos y contamos historias continuamente: qué hemos hecho en el trabajo, qué nos gustaría hacer el fin de semana… Gracias a eso, desarrollamos y comprendemos nuestras emociones. Por lo tanto, los cuentos son una herramienta idónea para que los niños y niñas comprendan su propio mundo en el que viven. A través de ellos también comprenderán lo que sienten los demás y podrán identificar sus emociones.
Beneficios de los cuentos. Contar cuentos a los niños desde temprana edad, amplía su capacidad de comprensión y uso del lenguaje, además de ayudar al desarrollo de la atención, la imaginación, la creatividad y la expresión de emociones. Además de ser algo positivo en el sentido cognitivo y emocional, compartir un tiempo de lectura con los más pequeños también ayudará a fomentar la escucha y saber esperar el turno, por ejemplo.
Sin embargo, bajo mi punto de vista, creo que lo más importante es que al acompañarles en este recorrido y en el descubrimiento de la magia de leer, esto se convertirá en una experiencia tan gratificante para ellos que permitirá que leer se produzca de manera tan natural como aprender a caminar o respirar.
Por todo esto, intentemos dedicarles más tiempo a nuestros niños: leámosles, conversemos con ellos sobre lo que han escuchado, lo que les gustó y lo que no, lo que les llamó la atención, si les gustó el final o quisieran proponer otro, si añadirían personajes… y dejemos de darles el teléfono móvil o la tablet para ocupar su tiempo de ocio.
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